viernes, 7 de diciembre de 2007

Impacto Físico




La quemadura es un accidente que produce una profunda crisis en el niño y su familia, experimentado como una agresión física y psicológica que provoca un cambio abrupto respecto a su vida anterior.
Si bien un alto porcentaje de las lesiones es susceptible de ser tratado en forma ambulatoria, existe un número importante de niños que requieren hospitalización en los cuales el esfuerzo por salvar la vida o recuperar los segmentos afectados demandarán sucesivas intervenciones con el consiguiente dolor, estrés, y pérdida de la autonomía.
Quemaduras profundas en zonas especiales, requerirán ser injertadas precozmente, con piel que esté de acuerdo a las características y necesidades de la zona receptora. Injertos tardíos o inapropiados redundarán al corto plazo en importante pérdida estética, y la formación de cicatrices hipertróficas periféricas que generan, sumado al proceso de contracción del injerto, disminución de arcos de movimiento y por ende, de capacidad funcional.

Una vez que el niño ha superado la etapa aguda, inicia el período más largo de su recuperación: la rehabilitación. En este momento la evolución puede no sólo afectar la estética, sino también la función.Cuando una persona sufre una quemadura, en un inicio se ve enfrentada al proceso de cicatrización durante la etapa aguda, pero luego, se enfrenta a todo el proceso de aceptación de su nueva apariencia física. La percepción de si mismo no es la misma que antes del accidente, y afecta la forma de enfrentarse al mundo y la relación con el entorno. La nueva imagen requerirá un proceso de aceptación que si logra completarse de manera óptima, permitirá un buen ajuste emocional y el establecimiento de relaciones interpersonales saludables que faciliten una buena calidad de vida con un crecimiento y desarrollo armónicos que proyecten a futuro un ser humano integral.
La rehabilitación de las personas quemadas es un proceso largo, influenciado por la edad del individuo en el momento del accidente y las características propias de la secuela. Los primeros 24 meses son especialmente exigentes en término del tratamiento: el niño y su familia, en cierto modo, deben reorganizar su vida contemplando este hecho. Es necesario también involucrar al Colegio y su entorno inmediato para lograr una buena adherencia al tratamiento y la reasunción de los roles propios de cada edad.

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